Desde hace unos meses, más concretamente desde que empezó la primavera, ronda por todas partes la misma frase de todos los años: «tengo que adelgazar para ir a la playa», o lo que es lo mismo, la maldita «operación bikini».
Que sí, que llega el buen tiempo y toca enseñar cacha; ya sea en la playa, la piscina o con vestidos cortos para no asarnos de calor pero tampoco hace falta morir en el intento con dietas de «no comer», o la dieta de la alcachofa, la remolacha y las barritas sustitutivas de comida (esto último es algo que nunca he entendido; cómo una barra de cereales y chocolate puede sustituir una buena ensalada).
Como yo no creo en estas dietas milagrosas, hace años descubrí que hay algo mejor que hacer: «MOVER EL CUCU».